Conseguimos pasajes en el único (o uno de los pocos) micros que sale a la mañana para Máncora desde Chiclayo. En el viaje nos pasaron Takers, entretenida película de roba bancos, el segmento reggaetontero obligatorio de casi todos los micros en el que me di cuenta que en el hit "Pajaritos en el aire" riman aire con... aire (nobel de literatura para este pibe), y "Safe Haven", una nueva porquería llena de lugares comunes.
Llegamos a la tarde a Máncora y gracias a buscar hostel que tuviera tarjeta (somos jipis bien) caímos en uno en la playa, no tan caro y que incluía desayuno (no teníamos desde Potosí).
El dueño es un suizo, ex corredor de bolsa, que pateó el tablero, se divorció, dejó el laburo y se fue a Máncora.
Como despedida de Perú no podríamos haber elegido mejor destino. Máncora es, de las playas peruanas que conocimos, la más linda. Aguas claras, semi calidas y playas tranquilas (sobre todo porque no estábamos en la céntrica), atardeceres increíbles, y un cielo limpio por las noches.
Los días ahí fueron de puro relajo, acrecentado porque el hostel nos daba unas reposeras que se convirtieron en nuestro lugar en el mundo.
El desayuno era tan completo que nos servía de almuerzo. A decir verdad, nos llevábamos los panes que nos sobraban (debo admitir que un día nos llevamos dos que dejaron los de la mesa de al lado) sumado al huevo frito que nos daban, le agregábamos tomate y palta, y listo (puede ser que no volvamos tantos kilos abajo).
Lo más estresante era intentar dialogar en "inglés" con nuestros compañeros de hostel: un danés, una canadiense y un finlandés, que la única vez que no lo vimos tomando birra fue porque había comprado una botella de ron y coca (que nos convidó amablemente un día a las dos de la tarde).
Para que la despedida fuera completa, el último día cenamos un gran ceviche (parece que acá todavía no se definen con que v/b escribirlo. Incluso, hay lugares que se describen como "Cebicherias" y en la carta ponen ceviche).
Así, nos vamos de Perú, otro país hermoso que recorrimos, en el que conocimos lugares increíbles, gente de la mejor (nuestra incursión en couchsurfing ayudó), y comimos y bebimos muy bien (la cerveza es más barata que en Bolivia).
Ahora a Ecuador, último país de este viaje.
"Nada puede salir mal. Me quiero quedar mirando el mar. Ese mar, que no te pide nada más que una simple mirada. Ese mar, que te muestra que está ahí siempre cerca y con eso me alcanza. No existe el miedo, no tiene por donde entrar"
("Voy", de No Te Va Gustar)
Qué lindo, chicos, me encanta el relato. Además vengo de un cumple en el que tomé un vaso de cerveza... con lo que el relato me gusta más :). ¡Muchas gracias a los dos por el mail con el saludo de cumple! Y para terminar, Fede, me acordé de vos recién al ver la noticia de la muerte de Gabriel García Márquez. Le agradezco a él por lo que escribió y a vos por recomendármelo. ¡Un abrazo grande a la distancia!
ResponderEliminarGracias Lulú, debería empezar a recomendar que lo lean medio bebidos el blog. Triste lo de Márquez, era (y será) muy groso. Besos.
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