Llegamos a Cuenca con la promesa difusa de un nuevo couchsurfing pero, como promesa difusa que era, no se cumplió. Sin embargo, nuestro supuesto Couch nos recomendó un buen hostel en el centro histórico de la ciudad ("Turistas del mundo") y cerca de la zona de bares. Siendo sábado a la noche parecía el lugar indicado. Pero el cansancio del viaje sumado a una llovizna definieron destino de cama sin conocer la noche de Cuenca.
Al día siguiente, tras un desayuno en la terraza del hostel desde donde podíamos apreciar la ciudad vieja y la nueva, salimos a caminar.
Fuimos en dirección a uno de los parques principales, "Parque de la madre", donde nos encontramos con un Planetario. Justo arrancaba una función (gratis, vamos los pibes) sobre el origen del universo y el proyecto Alma, ubicado en el desierto de Atacama, Chile, que busca observar las galaxias más lejanas para intentar comprender más acerca del origen, a través de esa teoría loca de que, a causa de la distancia, los resplandores de las estrellas que se ven en el cielo son de millones de años atrás (Stephen Hawking debe esta envidiando mi poder de síntesis). Claro, que más loco es creer que lo creó un tipo con superpoderes, en seis días y descansando sólo uno, que suena a argumento de la patronal (no de La Patrona) para que laburemos hasta los sábados.
A la tarde, fuimos a caminar por la parte vieja, llena de iglesias, plazas y edificios coloniales, además de un río muy bien cuidado que la bordea. Cuenca es una (otra) hermosa ciudad y encima tuvimos la suerte de, por ser domingo, verla con poca gente y casi sin coches.
En una de las plazas nos encontramos con una banda de punk ("Los Perros Románticos" sino recuerdo mal) bastante buena. Hay algo en el punk que siempre me atrae (y no es su público escupidor, aunque estos no eran de esos). Quizás su queja constante, quizás su resistencia al paso del tiempo, quizás su simpleza musical, o quizás la suma de todo esto, no sé, pero algo tiene.
Esa noche, luego de un intento fallido por reivindicar nuestra actitud nocturna del día anterior y que Cuenca se vengara cerrando todo, nos quedamos hasta altas horas charlando de política, música (me hablaron bien de Fito con lo que podía hablar por horas), libros y fútbol, con un argentino artista que se enamoró de Cuenca y se fue a vivir, y un chileno pinochetista.
Al otro día, seguimos recorriendo la ciudad, ya más cargada de gente y tránsito, y a la tarde, a causa del frío y una amenaza de lluvia (o sea por pachorra), nos fuimos al hostel a ver "El viaje de Chihiro" (película limona por excelencia).
Al día siguiente, luego de enterarnos que el volcán Tungurahua había entrado en actividad, cambiamos de rumbo y nos fuimos hacia Guayaquil.
"Si ser lo mismo es virtud, vos sabes bien que también es quietud"
("Vas a bailar", de Ciro y Los Persas)
Jajaja bueno finalmente el viaje te desarrolló más la tolerancia. Aunque no describís los términos, una larga con un chileno pinochetista no debe haber sido sencillo!!
ResponderEliminarEn la parte política no hubo tanta tolerancia. Me pareció que ponerle pinochetista ya era suficiente insulto (encima había arrancado a ver Lost y la abandonó. Imperdonable también). Abrazo.
EliminarFede, confesá: te bancaste al pinochetista porque te endulzaron el oído hablándote bien de Fito.
EliminarY... hizo que, al menos, nos pusieramos de acuerdo en algo.
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