Al día siguiente decidimos irnos a La Paz y así completar el combo que nos enseñan en la primaria de memoria cuando vemos las capitales ("- ¿Bolivia? - (todos los alumnitos al unísono) Sucre-La Paz").
A causa de un mal entendido (al parecer para ellos que un micro salga frecuentemente es que salga todos los días mientras que para nosotros es a cada rato) tuvimos que esperar siete horas. En ese tiempo terminé "Las venas abiertas de América Latina", ¡qué gran libro, qué buena investigación, y qué bien que escribe Galeano!
Puede que haya sido por tantas horas de espera, quizás por el Falso Conejo (comida boliviana) que almorzamos en la estación (arriesgado lo nuestro), quizás por mi traición al Dramamine a mano de las famosas Sorojchi Pills, también pudo haber sido a causa de "Sharknado" (este item tiene muchas fichas), la película que nos pasaron con un argumento increíble y con unos diálogos infantiles y llenos de lugares comunes, que está sin duda entre las peores que vi (y eso que el año pasado me la pasé en el Gaumont), quizás por el sinfín de curvas que marcan la salida de Sucre, y que el conductor agarró a una velocidad importante, o tal vez a la sumatoria de todas estas, pero, finalmente, como en aquel mencionado viaje a Camboriú, caí. Sin embargo, el resto del viaje fue bastante bueno (hasta habíamos sacado un coche cama para dormir bien, ya que sólo se puede viajar de noche).
Luego de una siesta reparadora, y de arrancar mi Katzenbach de cada viaje (esta vez "El Profesor"), salimos a caminar y nos cruzamos con una belga que habíamos conocido en El Ojo Del Inca, y que estaba en un momento de depresión y replanteo por estar viajando sola.
Al verla así, la invitamos a merendar con nosotros, y a causa de esta buena acción ¿el universo?, ¿el sistema? me recompensó (nuevamente) con Messi vs Manchester City (victoria del Barcelona 2-0), un gran licuado de frutilla y una bomba bañada y rellena de chocolate (claramente la caída había quedado atrás).
Al otro día, fuimos a caminar La Paz (y bien que la caminamos). Primero por la calle Linares, que es donde quedaba nuestro "residencial", una linda calle empedrada llena de locales para turistas, de venta de instrumentos musicales, y donde queda "El Mercado De Las Brujas", en el que se pueden comprar hierbas medicinales alternativas, amuletos, Ekekos, llamas pequeñas disecadas (que se usan como ofrenda a la Pachamama) y ese tipo de cosas.
Después bajamos por Sagarnaga, y llegamos a la iglesia San Francisco, punto de referencia de La Paz. Ahí nos encontramos con una marcha masiva (de las más larga que vi) que, por lo que averiguamos, era de las juntas escolares pidiendo mejoras edilicias, útiles, etc.
Nos fuimos hacia el Parque Central. En el camino nos cruzamos unos puestos de libros y conseguimos "Tawa Inti Suyu", una especie de "Las venas abiertas..." escrito por Wankar Reynaga, que nos había recomendado un artista en Potosí (y con el que La Patrona viene indignándose en cada página. En breve, si lo permite, su conclusión al respecto).
También pasamos por una feria de juegos enorme, de las que se ven sólo en la costa, en los pueblos y en las películas (por ejemplo, en el peliculón "Quisiera ser grande") con tiro al blanco, metegol, mini pools, etc.
En el medio del Parque Central hay un anfiteatro que tiene un mural con todas (o muchas) de las personalidades y personajes de la historia boliviana, que está muy bien hecho.
Le pregunté a un policía que estaba en el parque como llegar a la pasarela que lo cruza todo por arriba, y me mandó a cualquier lado. No sé si estaba totalmente desorientado o nos lo hizo por nuestra pinta de turistas. Por suerte confié más en mí orientación, fuimos exactamente para el otro lado y la encontramos. Desde ahí, pudimos ver parte de La Paz desde la altura. Incluso, se ve el fatídico estadio donde nos comimos 6 no hace tanto (y con Él en cancha).
A la tarde, fuimos a la Plaza Murillo, donde está la casa de Gobierno (no salió Evo a saludarnos), y donde la gente se divierte comprando maíz y haciendo que las palomas se le suban encima (inentendible), y terminamos en la calle Jaen, otra hermosa calle empedrada con leyenda de fantasmas. Ahí pudimos entrar (gratis) a la exposición de cuadros de Mamani, un artista recomendable.
Pero claro, pasar por la Plaza Murillo sólo me recordaba que esa tarde se venía el debut del bohemio por la Copa Argentina. Nos metimos en un bar inglés, y pude ver parte del segundo tiempo en el que nos empataron, y con un penal en los últimos minutos nos dejaron afuera (y sin la ilusión de la Libertadores por un año más). Lo más rescatable fue que en el bar pasaban música inglesa, y fue de lo mejor que escuchamos por estos pagos (aprendan Choferes).
Al día siguiente, nos levantamos y arrancamos para Coroico, un pueblo en el medio de las montañas considerado el Paraíso de Bolivia.
"¿Quién puede cuestionar lo que vos necesitás? Tu impulso será el que te lleve. Siempre hay caminos que vienen, caminos que van"
("El Peso De Lo Que No Hay", de Aztecas Tupro)
Fede, claramente fue el universo el que te recompensó con el partido! De a poco vas destrabando tus chakras! Ja Los quiero. Besos. Lau
ResponderEliminarJaja.... mmm... no la veo la de los chakras... sigan jipiando por la India. Besos a ambos.
Eliminar¡Dios mío! Me está preocupando su dieta, chicos. ¡Van a reventar! Cómanse un tomatito de vez en vez. ¡Qué buena obra, reconfortar a la belga en crisis!
ResponderEliminarEstamos comiendo más verdura que nunca. El sándwich de palta y tomate sale casi a diario. Besos.
Eliminar¡¡¡Es la primera vez que veo una ficha de IMDB con puntuación 3,3!!! Les pasaron la peor película existente.
ResponderEliminarTerrible. Completamente innecesaria.
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